jueves, 24 de mayo de 2007

Buscando respuestas en Carretera perdida, de David Lynch (2)


Se ha escrito mucho sobre el papel que desempeñan los personajes femeninos en el cine de Lynch, y una fuente inagotable de perspectivas en este sentido nos la da Carretera perdida. Quizá, como se ha dicho, Alice (en la foto) representa a la femme fatale por antonomasia: pelo rubio, silueta escultural, maestra del engaño por medio de la seducción, aparentemente superficial, ardiente y glacial a un tiempo. Estaríamos entonces ante un discurso anti-patriarcal de Lynch siempre que entendamos a esta mujer-tipo como una construcción mental de Fred, vapuleado en este sueño por el motor de los celos (Alice no se inmuta cuando Pete asesina accidentalmente a Andy bajo una pantalla gigante que la representa en plena sodomía pornográfica). “Lo hemos matado”, dice Pete, a lo que ella responde: “tú le has matado”. La pantalla, la música, el drástico cambio que opera en la propia Alice (de ardiente compañera a fría manipuladora), todo parece aglutinarse en esa convención de femme fatale que marca la línea entre el sueño y la pesadilla precisamente ahora.

Sin embargo, en la escena se mezcla sueño y realidad a través de la foto en la que «entra» Renee como una interrupción, quizá como parte del enrevesado juego narrativo (cfr. más tarde, cuando los policías estudian la escena del crimen y el retrato de Alice ha desaparecido siguiendo la lógica del relato). La primera foto representa en la mente de Fred la justificación de sus celos, es inducida por ellos, mientras la segunda forma parte del espacio real en el que transcurren los acontecimientos.

Otro personaje que complementa estas ideas es el famoso Hombre Misterioso (Robert Blake, en la foto). Ataviado en negro, andrógino, con una voz autoritaria y unas maneras arrogantes, es el símbolo evidente del Mal que ha germinado en la mente de Fred hasta convertirlo en un asesino. Pero como cualquier sensación inconsciente, Fred no ve lo que tiene delante hasta que ya es demasiado tarde. Y es precisamente el Hombre Misterioso el que elimina a Mr. Eddy / Dick Laurent: “usted y yo, señor, podemos ser peores que los peores hijos de puta”, le espeta el moribundo a la negra figura. Los celos y la desconfianza que han convertido a un hombre en asesino son tan nefastos como las maneras gangsteriles de Mr. Eddy, parece decirnos el de Montana.

M. M.

No hay comentarios: